Dr(c). Sebastián Berríos

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un pilar fundamental en la lucha contra los ciberataques, pero también plantea nuevos desafíos y preocupaciones en el ámbito de la ciberseguridad. Los Expertos ya han expresado sus opiniones sobre cómo la IA está cambiando las reglas del juego en este campo.

Desde una perspectiva defensiva, la IA se utiliza para mejorar la ciberseguridad y la resiliencia de sistemas y servicios, contribuyendo significativamente a la protección de empresas y sociedades. Su capacidad para analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real permite identificar patrones sospechosos y detectar actividades maliciosas con una precisión y rapidez notables. Además, la IA puede aprender y adaptarse a nuevas tácticas de ciberdelincuentes, lo que mejora continuamente su eficacia en la identificación y neutralización de amenazas.

Por otro lado, la misma tecnología está siendo empleada por cibercriminales para realizar ataques más sofisticados. Los hackers utilizan la IA para seleccionar objetivos, fortalecer sus capacidades de intrusión y permanecer bajo el radar de los sistemas de detección. Esto incluye la generación de contenido falso convincente y la automatización de ataques a gran escala.

Los Expertos destacan la importancia de entender y contabilizar estos nuevos tipos de ataques. La IA permite a los humanos centrarse en tareas de alto valor añadido en un sector donde el talento es escaso y la demanda creciente.

La preocupación principal reside en la falta de regulaciones y controles adecuados para el desarrollo y uso de la IA en ciberseguridad. Se requiere una colaboración activa entre gobiernos, empresas y expertos para establecer regulaciones sólidas que protejan la privacidad y seguridad de los datos, así como desarrollar técnicas de defensa avanzadas.

En resumen, mientras la IA ofrece herramientas poderosas para combatir los ciberataques, su uso inadecuado o en manos equivocadas puede convertirla en una amenaza. La clave está en encontrar un equilibrio entre la innovación y la seguridad, asegurando que los avances tecnológicos se utilicen para el bien común y no para causar daño.